jueves, noviembre 30, 2006

LA SEQUÍA QUE COMPARTÍAMOS



Esta es una de las imágenes que podíamos observar justo antes de que comenzaran las esperadas lluvias. Hacía muchos años que este letrero estaba sumergido en las aguas del pantano de Tentudía, hace poco más de un mes, emergía para decirnos a todos que la cosa estaba seria. Estábamos sufriendo una sequía como ya no recordábamos gracias a la construcción del embalse. Antes éramos conscientes del ahorro de agua, ya que con las restricciones frecuentes en verano, no era posible el derroche. Ahora en cambio, a pesar de las advertencias y la llamada a la conciencia de los habitantes de la comunidad, eran muchas las personas que con el poco esfuerzo que requiere el tener agua en casa, daban rienda suelta al chorro del grifo para riegos de patios y aceras. Aún recuerdo las colas que teníamos que hacer en fuentes y pilares para poder tener acceso al tenue chorro de agua y llenar vasijas para transportarlas hasta casa, como para pensar en malgastarla. En cambio hoy día poca gente conoce el esfuerzo que hacíamos y total con la estúpida frase "como yo la pago", ojalá y no tengamos que pagar todos por unos cuantos desaprensivos que no conocen qué hay más allá de abrir el grifo. Con la poca lluvia caida en en los últimos dos años, el consumo diario tanto de habitantes como de ganados de fincas, que han aumentado en número últimamente, abastecidas por el pantano, han hecho que fuese descendiendo el nivel hasta llegar a poder cruzarlo por la carretera antígua sin mojarse los pies. El puente del río Bodión, cuyas barandillas corroidas por el óxido, recordaba a las del famoso Titanic, también nos ponía sobre aviso a todo aquel que se acercaba, de la situación preocupante que teníamos. La cantidad de troncos y raíces de encinas que quedaron amontonados para poder ser retirados antes de subir el agua y que no se hizo en su momento, estaban también al descubierto pero parece ser que, al no haberlos quitados las autoridades pertinentes, quedarán durante más tiempo para dar color y sabor al agua que bebemos. Hace unos días estuve de nuevo en el pantano y menudo cambio había experiementado el embalse, las ansiadas lluvias han subido el nivel más de cuatro metros. Aún sigue aumentando el nivel gracias a los arroyos que lo abastecen aportando gran cantidad de agua hora tras hora. De nuevo el letrero y el puente quedaban cubiertos, haciendo desaparecer la situación de emergencia, pero no olvidemos que aún estan ahí para otro día recordarnos que, de seguir derrochando el agua como hasta ahora, saldrán de nuevo como fantasmas que anuncian una situación que puede ser catastrófica. Tengámoslo presente y en cuenta a la hora de abrir el grifo y seamos más conscientes haciendo un consumo responsable de este elemento tan esencial para la vida y tardemos en ver de nuevo estas imágenes.